Cañito de metal de acero al cromo níquel
Envuelve todo este espacio vacío su voz lejana. Lejana pasada. Sus ruidos, sus invasiones. Invade todo este espacio llenándolo de él, llenando de risas mi cara, mi cara recién despierta de sueños incomprendibles y algo fríos. No se vé el sol en la ciudad. Está cubierta de nubes, Pero la calle es tan nítida como cuando llegábamos a Merlo y salíamos del túnel. Miraba la Avenida y las calles de tierra recordándo lo que amaba esta ciudad... este barrio. Hace tantos años ya, que ya redujo la cantidad de aeroplanos deformes a la mitad. Que el viento se los haya llevado todos, antes de todos haberlos contado, con los dedos, con las bocas, con las manos - el último vuelo.
A veces todo parece quieto, todo parece estático, sobre todo en las mañanas.
Y en la soledad.
• No es tormenta mental que da el prestigio loco •
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