sábado, 9 de agosto de 2008

La razón que te demora



No era Marzo, ni Abril. No era otoño. Era el invierno y el frío. El frío de la ciudad en la oscuridad de las siete. Caminaba como queriendo encontrar respuestas en algún lugar. Como si las respuestas estuvieran, esa tarde en algún lugar. Probó el café que le quemó la lengua. Estaba algo decidida a dejar de esperar, pero no podía, y se planteó dejarlo de a poco. No llevó cigarrillos. Llevaba la música, en sus orejas música pero en realidad llevaba música en su paso, en su andar gracioso. (no habían muchos colores). No era Marzo, no era Marzo ni Abril.



Los días nublados con o sin visores se ven igual, pensé.
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